16 enero 2010
(por Genrus )

La luna caliente, el décimo infierno, y otros lugares del Chaco. »


La idea de las lecturas desobligadas comienza con una marcada renuencia mía a emprender tareas largas; así como le huyo a los óleos por el tiempo que tardan en secar, me lo pienso un par de veces antes de emprender la lectura de libros voluminosos. También me ocurre que así como batallo bastante tratando de hablar sobre un tema en específico, habitualmente detesto que la gente me recomiende libros; generan en mí muchas expectativas que la mayoría de las veces terminan insatisfechas. Por fortuna, no fue el caso de éstos dos...



No recuerdo exactamente cómo cayó en mis manos un libro de Mempo Giardinelli. Decidí hojearlo para tratar de conjeturar quién podría ser el propietario, y de pronto, me ví leyéndolo todo. En una sentada. La pasión conduce a sitios insospechados, y nos hace vernos a nosotros mismos como unos completos desconocidos. Puede ser el deseo irrefrenable, puede ser que el calor nos lleve a cometer locuras.


Luna Caliente

Ramiro vuelve a su lugar de nacimiento, la pequeña provincia de Chaco, después de estudiar 8 años en París. Son los tiempos de la dictadura militar en Argentina; Con 32 años, estudios en el extranjero, y sin contaminación ideológica, en tales tiempos de represión, tiene sin duda un futuro prometedor; pero todo cambia cuando durante una visita a la finca de un amigo de su padre, conoce a Araceli, su hija.

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Sabía que iba a pasar; lo supo en cuanto la vio. Hacía muchos años que no volvía al Chaco y en medio de tantas emociones por los reencuentros, Araceli fue un deslumbramiento. Tenía el pelo negro, largo, grueso, y un flequillo altivo que enmarcaba perfectamente su cara delgada, modiglianesca, en la que resaltaban sus ojos oscurísimos, brillantes, de mirada lánguida pero astuta. Flaca y de piernas muy largas, parecía a la vez orgullosa y azorada por esos pechitos que empezaban a explotarle bajo la blusa blanca. Ramiro la miró y supo que habría problemas: Araceli no podía tener más de trece años.

Quizá los estragos del vino cordobés que se sirvió durante la cena, quizá el agobiante calor del Chaco, pero Ramiro de repente se encuentra deseándola; deseando esas piernas largas, fantaseando con ese cuerpo infantil; Agobiado, decide que la única solución es escapar. Pero el viejo ford modelo '47 no arranca, así que la familia le invita a pasar allí la noche.

Y así, de un modo vertiginoso, Ramiro es —según sus propias palabras— arrastrado por las circunstancias; cada locura le lleva a cometer la siguiente. ¿Cómo puede el futuro de alguien cambiar en apenas un par de noches? No es fácil escapar del destino, mucho menos del infierno sarteano que significan las propias pasiones.

La novela es bastante corta, pero eso no le resta fuerza. Todo ocurre en un abrir y cerrar de ojos, apenas da tiempo de digerir una circunstancia, cuando el protagonista está en la siguiente. Recientemente me enteré que se ha adaptado varias veces al cine. Me pregunto de qué estará lleno un largometraje sobre la Luna Caliente. Intuyo que en descripciones en las que el autor no abunda.

El décimo infierno

Y si la luna caliente desata las pasiones más irrefrenables, el décimo infierno no se queda atrás. Otra vez la pasión, otra vez todo ocurre en un instante. Otra vez una cosa lleva a la otra, y todo se vuelve hasta lo gozosamente atroz. Resistencia (capital de Chaco), es un Peyton Place americano, sólo que equivocado de lugar. Es un sitio donde no ocurre nada, hasta que un día ocurre todo. Así como el primer párrafo de Luna caliente, el primer capítulo de este libro nos hace comprender en un suspiro que algo no está bien. Alfredo, cincuentón y habiendo cumplido todo lo socialmente aceptable para un hombre de su edad, mantiene desde hace años una relación en secreto con Griselda, la esposa de su mejor amigo. Una noche, tendidos en la cama tras una intensa sesión de sexo, Alfredo enciende un cigarrillo, y dice de modo casual, como jugando:

—Deberíamos matar a tu marido.

La violencia es un lujo que pocos pueden ejercer. No hay justificación moral alguna, ni a priori, ni a posteriori. El protagonista sabe que está en el infierno, y que estando en uno de sus círculos, da igual dar un paso al frente que diez. Otra novela de Giardinelli que se lee en una sentada. Otra novela cuyo título está en una tipografía más grande que el nombre del autor. Cosa que es de agradecer, sin duda.

Chaco

El asunto de planear mis circunloquios en tres actos, fue meramente fortuito. Ahora, no veo por qué renunciar a ello, dado que me ha venido funcionando de maravilla: Me ayuda a mantener el hilo. Así que cierro esta entrada sobre los lugares de Chaco, con el disco de Illya Kuryaki & the Valderramas homónimo, que es por cierto, uno de mis favoritos de este dúo argentino. Es una pena que el grueso de la gente les ubique por bodrios como Cool-o, o Jennifer López.

Quizá el asunto del kung-fu y el funk no sean de su total agrado; pero no dejen de darle una oportunidad a canciones como Hermoza from Heaven, Abismo, Húmeda, o la Mitad de la canción del caballo violeta. Todo listo para un Holiday in Chaco. :)