—Y el ganador es (tambores imaginarios mientras desdobla el papel).
—¡Desierto!
*grillos.mp3*
—¡Vamos! ¡Que pasen por su premio los integrantes del proyecto «Desierto»!
*un señor de traje se acerca al atril donde ella permanece expectante, y le susurra algo al oído. La chica tiene entonces una epifanía:
—¡Aaaay! ¡Pero qué tonta soy!
El quórum estalla en aplausos y risas (la esbelta mujer no dejó de sonreír o ser hermosa ni por un momento). La ceremonia continúa. Salgo del recinto y enciendo un cigarrillo. El bote de basura-cenicero está repleto de empaques vacíos de cosméticos que yo diseñé hace todavía más años. Sonrío. Me termino mi cigarro y vuelvo a la ceremonia (los canapés aunque escuetos, estaban buenísimos).
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