06 febrero 2010
(por Genrus )

Avatar: ese vituperio narrativo millonario. » »

A propósito del simulacro, Baudrillard alguna vez mencionó la facilidad de acceso a la tecnología como uno de los mayores escollos para la creación artística. Hasta el siglo pasado, el desarrollo tecnológico ocurría a un ritmo que permitía al arte adaptarse a sus formas, y modificar su lenguaje para permitirse nuevas propuestas. Cuando el Daguerrotipo se hizo popular y la gente comenzó a tomarse fotos, los retratistas al óleo temieron la devaluación de su talento; algunos tecnócratas incipientes vaticinaron incluso la desaparición de la pintura. No contaban con la astucia de Picasso, Kandinsky, o Klee, desde luego.

Durante una representación teatral, un ballet chino escenifica la nave Victoria durante una tormenta; una sola, mínima bailarina, se mueve como empujada por las caprichosas olas, y ondeando una manta de seda con sus manos, nos transmite la furia del viento que azota las velas. Los espectadores están inmersos en el drama; el destino es incierto. Es fácil imaginar el resultado si esta misma historia fuese contada con los excesos Holliwoodenses; escenarios hiperreales, construídos y supervisados con máximo detalle; secuencias superproducidas con exactitud en milisegundos, inversiones millonarias recuperadas con éxito. A veces, y con algo de suerte, eligen una buena historia como pretexto para semejante derroche de recursos. A veces, todo sale mal, y ocurren cosas como Avatar, de James Cameron...


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«[Cameron] lleva al cine de ciencia-ficción al siglo XXI con la maravilla deslumbrante que es "Avatar".[...]Cada bit de tecnología en 'Avatar' sirve a un propósito aún más grande; a una profunda historia de amor.»
Kirk Honeycutt (The Hollywood Reporter)

Desde luego, es muy complicado confiar en la crítica de alguien que dice apellidarse "Honeycutt", aunque los ignominiosos elogios y el inevitable marketing tampoco son como para rasgarse las vestiduras; esto es un negocio, y se trata de que reditúe, aunque los espectadores terminen sintiéndose defraudados. Avatar y el Real Madrid son dos casos.

...se podría pensar que en Avatar la espectacularidad técnica es inversamente proporcional a su elementalidad dramática. Quizá nunca hubo tantos recursos económicos, tanto despliegue material, tanto talento, incluso, al servicio de tan poca sustancia...los momentos puramente de acción lucen irreprochables, todo lo demás en cambio parece más bien vulgar, pedestre, incluso cursi.
Luciano Monteagudo Pagina/12 

La academia de las ciencias y las artes cinematrográficas, se limitó a otorgarle a esta película los premios "técnicos" que sin duda merecía: mejor foto, mejor dirección de arte, y mejores efectos visuales. Impensable nombrar Avatar como "Mejor película", o a Cameron como "Mejor director"; tal cosa habría lastimado seriamente su credibilidad, cosa tan invaluable para toda instancia —supuestamente— crítica.

Trabajaba yo en un teatro de medio tiempo, y ocasionalmente apoyaba en lo que hacía falta. Un día antes del estreno, el atuendo angelical no estaba completo, así que les ofrecí ayuda para confeccionar sus aureolas. Dos círculos de alambre unidos por un travesaño, a los que había que pegar hilo de escarcha dorado. Dispuse del hilo sólo en el círculo superior, pues concluí que eso daría el efecto de que la aureola efectivamente flotaba sobre la cabeza del ángel-actor. Pero Rafael me dijo que forrara toda la estructura de dorado, inclusive el alambre perpendicular. Asentí, aunque no pude evitar la pregunta: —¿No se vería más real así como está ahora? —Seguramente, replicó. Pero eso es justo lo que no queremos, que se vea más real; se tiene que ver completamente real, o totalmente falso. En vestuario, los términos medios, distraen a la gente de la historia que estamos contando, que es lo que en realidad importa.

Uno suele ir a una sala cinematográfica sin expectativas más allá del entretenimiento. —Quizá por eso hay cine catalogado como "de arte" (para entendidos y hipsters).— Sin menoscabo de la parte visual,  el cine debería buscar llegar más a las emociones que a los sentidos. En las historias de ciencia ficción, regularmente hay algún momento en donde los científicos cuerdos alertan sobre que "la tecnología está avanzando más rápido que nuestra sabiduría para manejarla"; pero los más ambiciosos ignoran la advertencia, y dan el siguiente paso, con consecuencias funestas.

El uso recurrente e indiscriminado de grandiosos efectos especiales reduce progresivamente nuestra capacidad de sorpresa, a la vez que pone en evidencia las carencias de la historia que se está contando. Con una sonrisa colgate, James Cameron narra en una entrevista todo el tiempo que tomó "crear el concepto" de Avatar: tomar las historias de Gonzalo Guerrero, Pocahontas, y/o Danza con lobos, pintar las plantas de rosa y a los indígenas hippies de azul, situar los sucesos en un planeta con nombre de un trío de baladistas de los ochentas, y seguir una trama exasperantemente previsible.


«Lo que vi en la cinta de George Lucas (refiriéndose a Star Wars, de 1977) no lo había visto nunca en mi vida. Lo que yo quiero dar al público es una experiencia similar».

En este mundo de ilusiones y de sueños que es Hollywood, es difícil saber si esa declaración de Cameron es parte del marketing de la película, o si en realidad piensa eso. El vituperio narrativo de Rambo, quedaba al menos justificado por el aparato de propaganada yanqui durante la guerra fría. Queda muy claro que Avatar no sólo no pasará a la historia del cine, sino que será rápidamente olvidada. Para algo que costó más de 200 millones de billetes verdes, debería ser un fiasco. Pero ni siquiera es eso.


No es educado incluír spoilers en una entrada de blog; ni siquiera en uno con pocos hits como este. Lo que es de verdadero mal gusto, es hacerlo en la misma sala de proyección; los primeros 15 minutos de Avatar, son un spoiler de los siguientes 85.

3 Comentarios:

Anónimo dijo...

"Avatar" es una muy buena película si antes no viste "Batalla por la Tierra", porque son las mismas historias con pocas variantes, claro que Avatar tiene efectos de vídeo juegos 3D y Batalla por la Tierra es una caricatura (literalmente).

Prefiero Batalla por la Tierra, le da más credibilidad a su argumento.

http://www.traileraddict.com/trailer/battle-for-terra/trailer

Anónimo dijo...

Fe de erratas:

"Es Batalla por la Terra" y no "Batalla por la Tierra", ¿que diferencia tiene Terra con Tierra? las dos son muy ricas.

Genrus dijo...

Battle for terra: Una perfecta muestra de cómo no caer en las chafaldranas argumentales de Avatar.

Buenísima tu recomendación. :) Verla fue como ver un Brasil-España, inmediatamente después de haberte soplado un Tigres-Indios. (Con todo respeto para los aficionados de estos clubes, por supuesto).