28 febrero 2016
(por Genrus )

De sonoridades y bordados »

Debo reconocer que cuando vi por primera vez la portada de Usted & la Canción Mixteca, mis alertas puristoides del lenguaje se encendieron un poco. Me parece que, a diferencia del inglés, el uso del et (símbolo al que prefiero llamar ampersand) no sólo no implica ahorro de caracteres, sino que les brinda al resto de las palabras un aspecto extranjerizante que no me fascina. Pero si ya de por sí es ridículo juzgar a un libro por su portada, hacerlo por uno solo de sus caracteres me pareció de un esnobismo que ni yo mismo me permito.

&

«Así pasa: que trazamos rutas y sus contrastes son risibles».
—Miranda Locadelamaceta

Y así, pensando en que era yo quien le daba una oportunidad, me encontré no sólo con textos maravillosos repartidos entre un altar y un jardín que celebran todos las lecciones y enseñanzas que la vida nos regala, sino con una invitación a ver cosas que de otro modo me habrían pasado desapercibidas.

(I)

Ojalá migrar fuera sólo irse a vivir a otro sitio. Migrar es arrancarse el mundo con la esperanza de no morir en un lugar extraño. Migrar es volverse un extranjero de los propios sentimientos y obligarse a mirar hacia adelante. Migrar es un hato de palabras mayores. Migrar representa al menos nueve duelos: el de tu tierra, el de tu cultura, el de tu trabajo, el de tu casa, el de tu familia, el de tus amigos, el de tus certezas, el de tus creencias, el de tu idioma. Primero mueres y después caminas. Y si acaso todavía te quedan fuerzas, entonces escribes.

Sin embargo, desde muy pronto uno nota que Usted & la Canción Mixteca no es un libro hecho desde la punción de la nostalgia o el plañir de las ausencias cotidiandas; tampoco está cubierto con la seda del eufemismo que hace temer por todo lo que hay debajo, ni te ofrece sus zapatos como prueba de verosilmilitud. De hecho, —en sus propias palabras— Miranda escribe descalza, y con ello consigue tres cosas importantes: se desnuda de toda pretensión sobre conclusiones, moralejas y lecciones, hace sentir bajo sus pies el lugar en donde está parada (o caminando), e invita al lector a sacarse el calzado para acompañarla en la calidez de la intimidad que construye con su narrativa.

Ojalá migrar fuera sólo la sucesión de trámites para avisar que se cambian de lugar las pertenencias del espíritu. La Canción Mixteca es ese lugar sonoro (que apenas cruza las fronteras deja de ser común) donde convergen las nostalgias por lo visible y lo invisible, por lo que todavía espera y por lo que ya no va a volver. Entonces Miranda la canta fuerte, la susurra, la imposta, la tararea. La entona desde su jardín y su cocina; desde el auto, el supermercado y la oficina migratoria; al pie del cañón y la montaña, en la cima del faro, a la orilla del vaivén de los humores del mar y de la arena. Y con cada acorde se escribe a sí misma como parte de la historia que sucede alrededor suyo, y consigue un relato que se vuelve persona y nos abraza.

(II)

Poesía es la unión de dos palabras que uno nunca supuso que pudieran juntarse, y que forman algo así como un misterio.
—Federico García Lorca

Si —como decía Voltaire— escribir es la pintura de la voz, en Usted & la Canción Mixteca la palabra escrita está bordada. Y resulta en un telar que lo mismo puede verse desde lejos como un todo, que de cerca para quien quiera escrutarle los detalles. Un pentagrama textil en donde la palabra canta, se entreteje, se elide y danza al ritmo del collage de vivencias cotidianas que va narrando en cada página. Es esta cualidad la que vuelve al libro contagioso. El relato va sonando mientras los paisajes se dibujan y dejan entrever a los personajes. Y justo ahí, donde uno puede reconocerse entre lo extraordinario y lo cotidiano, aparece ese pequeño síncope; ese diminuto vértigo de lo que falta, de lo que parece pero no es, de lo que aún siendo sutil es diferente, y nos devuelve al estribillo de la lejanía con los suelos donde se quedaron las raíces. Ojalá migrar no fuera ir regando pedacitos de uno mismo y luego extrañar las flores que crecen en la tierra que se pone de por medio.

Tal y como ocurre con ciertas canciones, Usted & la Canción Mixteca es uno de esos libros que pueden abordarse de principio a fin y viceversa; se puede disponer de sus páginas al azar, o establecer variaciones en la armonía que construye con relatos cortos llenos de matices y texturas. Al final todos los caminos llevan a la historia que nos narra con la sencillez aparente de un ama de casa que escribe, pero que lleva en sus hilos un trabajo que denotan el oficio y la sensibilidad para compartirnos su manera de mirar. Si algunas narraciones envuelven, la que vive en cada una de las páginas cobija y además da flores. No encuentro motivos suficientes para no querer ir ahí todas las veces.


(III)

Vivir en un mundo de respuestas inmediatas tiene sus ventajas. Había tenido la oportunidad de leer a la autora en Twitter (@mlocadelamaceta), e inferir de qué tipo de textos podría encontrar. Se dice que los buenos escritores por lo general no son buenos tuiteros, puesto que el formato de los 140 caracteres es un escenario por sí solo, pero los tuits permiten adivinar no sólo las formas y los tonos, sino la calidez y contenido de las personas. Y en eso no hay escapatoria: uno se parece demasiado a lo que escribe. La oportunidad de recibir el libro en mano, firmado y como una invitación fue una de esas cosas que —como lector y como persona— no ocurren muy seguido. No exagero cuando digo que ese momento me cambió la vida. Usted & la Canción Mixteca es un libro obligado en la historia de mis perspectivas y anhelos sobre el mundo. Y me siento muy agradecido por ello.