04 septiembre 2010
(por Genrus )

Veneno para las hadas »



Hubo una época donde estaban Tribilín, Piolín o Puerquito; donde Iván el Tucán habitaba la caja de los Fruti-Lupis, y existía el Dulcereal de trigo. Todo eso antes de Goofy, Tweety, o Pigglet; del insípido Sam® de los igualmente insípidos Froot-Loops, o de los impronunciables y empalagosos Honey Smacks. De aquel lejano entonces, recuerdo las escenas de celos de un hada tintineante que volaba entre Londres y Nunca-Jamás. Era muda y simpática. Campanita es muy superior a su versión renderizada y con el nombre sin traducir.

La paternidad, sin embargo, implica cierto sacrificio. Así que tras ver a Tinkerbell y sus amigas hadas con nombres igualmente extranjerizantes1Silvermist, Rosetta, Fawn— rescatar a base de fe, confianza y polvo de hadas a una niña en problemas, mis hijas salieron del cine con antojo de un helado, y yo con antojo de un buen cuento de hadas...



Austin TV es una banda que suelo escuchar mientras escribo; la ausencia de letras en sus canciones me viene perfecto para tal propósito. Lo más que hay en su música, son fragmentos de audio tomados de ciertas películas. En su momento googlié para averiguar de dónde habrían tomado el diálogo que aparece en la canción Rucci. La respuesta fue una película cuyo título me pareció absolutamente sugestivo: Veneno para las hadas.

—Ponte a leer tu libro de cuentos.
—No me gustan nana, están muy tontos. Ahí no dicen nada de las brujas.
—Claro que no, porque las hadas no se llevan con las brujas, les tienen miedo.
—¿Por qué?
—Porque las brujas son sus enemigas y las matan.
—Dime cómo...
—¿Has visto esas ollas que siempre tienen las brujas hirviendo? Ahí echan colas de lagartija, tierra de panteón, cenizas de cruz, culebras... muchas porquerías y sabes qué resulta?
—Veneno para las hadas.

Verónica es una niña huérfana que vive con su abuela, aunque es su Nana quien se ocupa de ella. Nana le lee cuentos y le cuenta historias sobre brujas, demonios y aquelarres. Asiste a un colegio privado para niñas, donde conoce a Flavia, una niña de familia acomodada, y educada en el racionalismo científico.

—Mamá, ¿Por qué algunas personas rezan antes de dormir?
—Rezan porque tienen miedo, hija. ¿Tú tienes miedo?
—No.

Aprovechando una serie de situaciones fortuitas, Verónica comienza a convencer a Flavia de que es una malvada bruja, y que ha usado su magia para provocar lo ocurrido. Ahora, deberá hacer todo lo que ella diga si no quiere sufrir las consecuencias. Flavia duda pero comienza a sentir miedo, y accede. Verónica la convence de llevarla con ella a la finca que sus papás tienen en las afueras de la ciudad a pasar el verano. Allí comienzan a buscar los ingredientes para elaborar el veneno. Las cosas se complican y hacen que Flavia esté cada vez más atemorizada, hasta que decide ponerle un alto a sus pesadillas.

Veneno para las hadas es una película mexicana de terror2 de 1984, dirigida por Carlos Enrique Taboada. La historia es narrada a través de los planos de vista de las protagonistas (Verónica y Flavia), y los rostros de los adultos nunca salen a cuadro salvo en situaciones de muy poca luz, o apareciendo deformados por la imaginación y el temor creciente de Flavia. Verónica es simplemente una niña solitaria que ha aprendido a sobrevivir con lo que tiene. Como en todos los cuentos de hadas, la protagonista ha perdido a su madre y está a merced del mundo exterior. Pero a diferencia de los cuentos de hadas comunes, a Verónica le apasiona más el poder de las brujas que la magia de las hadas.

Hada es un término que viene del latín 'fatum' —hado o 'destino'. Buenas o malas, seres mágicos ligados al destino de los hombres. Aunque los hermanos Grimm fueron los primeros en esterilizarlas y volver las historias que sobre ellas se contaban 'para niños', las hadas han estado presentes en el imaginario colectivo desde la edad media, y abarcaban muchos vertientes sobre el uso de la magia, con sus consecuencias buenas y malas. Si un hada cree que estás en problemas y se te aparece, puedes tener o un deseo o un poderoso veneno a la mano. Walt Disney no narra nunca ese tipo de bifurcaciones de la condición humana.


1. Recuerdo también a la celebérrima Mafalda cerrando un libro y acuñando el término 'extranjerizante', para quejarse de lo mismo que yo.

2. En 1984, fue clasificada como de 'terror'. Aunque en esta época nos resulte un terror muy naïve, supongo que la audiencia ochentera sí pegó uno que otro brinco.

Veneno para las hadas, en el IMDB.

2 Comentarios:

Sugar* dijo...

Me encanta la reseña que hiciste, amo esa película :)

Alejandra Rivera dijo...

me encanta esta peli y me da tristeza el final de verónica