—¿Qué lees, Pa?
—«La vida de Pi». Te lo tomé.
—Oh. Es un buen libro. Te va a gustar. Yo lo leí mientras estuve en Canadá.
—Yo lo venía leyendo en el metro.
—Jajajaja. Sí, Pa. Pero yo lo decía sólo porque parte del libro ocurre allá.
—Sí, corazón. Yo lo decía porque venía en el metro rodeado de bestias salvajes.
Suelo ser renuente con los best-sellers. No por un pretendidísimo esnobismo y ansiedad de desmarcar mis gustos de los del resto del mundo (ajá), sino porque he tenido malas experiencias con algunos de ellos. Tampoco soy muy asiduo a las novelas. En realidad es poco lo que leo, y pocuro que el tiempo que le dedico a ello me aporte algo. Con eso sí soy muy estricto: si un libro no consigue atraparme en las primeras 30 ó 40 páginas, lo abandono así, sin más.
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Cuando algo está verdaderamente bien escrito, no importa cuántas veces lo leas: no puedes saber cómo está hecho.
—E. Hemingway
Suelo ser también renuente a las recomendaciones. En especial a aquellas demasiado efusivas, porque me hacen crecer mucho las expectativas. Sin embargo, un «No se vayan de esta vida sin haber leído ese libro», de alguien a quien quiero y admiro mucho fue más que suficiente para embarcarme en la aventura de leerlo.